Ecología Política del Sur
martes 16 de abril de 2019

Fuegas...

Por Aimé Martínez Vega, miembro del colectivo Ecología Política del Sur.

Por Aimé Martínez Vega, becaria doctoral del Conicet y miembro del colectivo Ecología Política del Sur. 

Hola hermanas, hermanes, parceras latinas, fuegas en llamas ardientes: Gracias por permitirme compartir la palabra. Me desperté ayer, 30 de marzo, y me puse a hacer el café de la mañana. Aun no nos saludábamos. Ella miraba su celular. Escucho, tras abrir el grifo, la voz triste y cansada de ojos color de oliva: “mataron a tres mujeres en menos de 72 horas, aquí, en Catamarca”. Giro, la miro, y sólo se escucha el silencio de la rabia contenida y se siente el dolor en las gargantas. Comiéndonos las lágrimas, sigo preparando el café. Pasa la mañana, decidimos salir y andar. En medio del camino me dice: “pasemos por donde dicen que encontraron a Georgina esta mañana”. Digo: “no creo que dejen pasar”. Nos hace señas un policía, le digo: “viste”; pero no, el policía hace señas para que sigamos el tránsito, nada más que eso. El desconsuelo es peor, no sólo dejaban pasar, sino que no pasaba nada. Si, así como nos quieren hacer creer, no pasaba nada: en el pasaje estaban cinco hombres alrededor de un auto, riendo, hablando fuerte y con postura de machos; nada más se observaba. Me pregunté: “¿tal vez no tenía que pasar nada más?”, pero inmediatamente escuché y vi a mi hermana Mermelada de Membrillo/Putita Golosa; su llanto punzante, su voz quebrada, sus manos temblando, su dolor que aviva la llama pero detiene el tiempo y su frase retumbante en mi cabeza: “estoy cansada, cansada de que no pase nada: nos violan, nos matan, nos torturan, y no pasa nada; ellos siguen como si nada, como si nada pasara, pero pasa y pasa que nos están matando y nos quieren seguir matando”. Pienso, claro, eso lo que quieren que sintamos: que no pasa nada, pero sabemos que es este sistema opresor, manipulador, ensordecedor, aniquilador de emociones el que hace, y hace mucho; y pasa que nos sigue matando, y claro, no soporta nuestra unión; no soporta nuestras cuerpas libres; no soporta nuestros deseos, nuestro placer, nuestro grito, nuestra fuerza digna, rebelde, ancestral, hechicera, dadora y protectora de vida; no soporta el amor que rompe y desata, que escucha y crea; no soporta que lo desmantelemos; no soporta que estemos despertando y que a viva voz expresemos que no nos vamos a dejar matar más, que estamos cansadas de sus atropellos, que no soportamos más a sus buenos hijos, a esos, sus herederos del dolor y la muerte. Pero, y lo que en definitiva ellos no saben, no escuchan, no quieren ver (o se hacen), es que, si está pasando, y se tendrán que dar por enterados, y tendrán que aceptar. Es que... (Shiii), silencio, escuchemos, escuchemos los vientos, esos gritos desgarradores traen los aullidos y los maullidos. Sintamos como la madre tierra, el magma en ebullición, reaviva nuestra fuega interior; está temblando, se está quebrando, se fractura, se descuartiza; miren como se descuartiza la tierra para renacer junto a nosotras. Y observemos como los ríos y los mares, embravecidos, vienen fluyendo; sus olas son imparables, su potencia genera energía que estremece. Definitivamente, si está pasando; esta pasando que lo estamos haciendo caer, y tenemos de aliada la naturaleza, somos una con ella, porque más claro no puede ser: ¡el patriarcado se va a caer!
¡Susana Villagra, Elba Ibañez, Georgina Avellaneda hoy germinan en nuestra lucha, mañana seguirán brotando en las futuras generaciones. ¡Nos mataran mil veces, pero volveremos a germinar! Con amor, mi corazón está en lucha junto al de ustedes.