Ecología Política del Sur
martes 28 de abril de 2020

Compartir la comida como ethos político

El proceso de Liberación de la Madre Tierra y sus enseñanzas políticas. Por Aimeé Martínez Vega.

Por Aimeé Martínez Vega, Colectivo de Ecología Política del Sur.

"Listo el plátano? Listooo
¿Listo el maíz? Listooo
¿Listo el corazón de la gente color tierra? Listooo
¿Lista la yuca? Listaaa
¿Lista la chiva? Listaaa
¿Lista la dignidad? Listaaa
¿Lista la palabra? Listaaa
¿Lista la acción? Listaaa."

La Liberación de la Madre Tierra es un proceso de las comunidades Nasa, perteneciente al Concejo Regional Indígena del Cauca, CRIC. A la fecha, en un proceso que lleva más de cinco años y que retoma la historia de lucha que ha vivido su pueblo desde 1535. Están liberando 12 fincas, al norte del Cauca, Colombia; son quienes no sólo comparten su comida con personas de otros territorios, especialmente de ciudades, sino también quienes más de una vez se han «parado frente a Goliat».

Estas aguerridas familias hacen parte de la lucha que llevaron adelante hermanos y hermanas masacrados y masacradas; son descendientes de un pueblo que creyó en la liberación; son siembra de Quintin Lame, de Juan Tama; son guerreros y guerreras que lucharon junto a la Gaitana; son «la prolongación de la remota danza de Uma y Tay en la que se conocieron, se enamoraron y se formaron pareja».

Las casi 4000 hectáreas de tierra que hoy están liberando, eran hace 5 años, un desierto verde; estaban destinadas al monocultivo de caña de azúcar, por ende, estaba en manos de la agroindustria y del sistema financiero mundial. 

Cabe recordar que para llegar a este compartir de cultivos tuvieron que formular la estrategia que les ayudó a pausar la guerra generada por la conquista en 1535, la cual consistió en unir muchos pueblos y así formar la actual nación nasa. Es así como a finales de 1700, con la firma del primer pacto que les dejó confinados en resguardos, sus vidas habían cambiado para siempre, pero su sueño de defender y liberar la tierra los siguió acompañando.

En 1991, con los cambios políticos en el mundo y las modificaciones de la constitución política de Colombia, se vieron obligados a firmar un segundo pacto, bajo el velo de las políticas neoliberales, y con el cual querían arrasarlos para siempre. A finales de ese año masacraron a veinte hermanas y hermanos. Con estos actos entendieron que continuaba el confinamiento al que les habían destinado y que habría que avanzar, no sólo para volver a vivir con todos los pueblos del mundo, sino también con todos los seres de la vida. Sin embargo, no fue hasta 2014, después de varios años de letargo, que retomando las huellas de sus ancestros ingresaron a la primera finca, para iniciar con el proceso de Liberación de la Madre Tierra, bajo sus términos.

Hoy están en sus tierras y manifiestan que no descansarán hasta ver a Uma Kiwe, Madre Tierra, liberada. Pues, por primera vez desde la conquista, pasaron a la ofensiva y con una honda hecha por ellos y ellas mandaron la pedrada. Este proceso, a la fecha, ha restaurado las relaciones ecosistémicas en estas fincas; han vuelto los animalitos desplazados, las plantas aniquiladas y los alimentos que, no sólo cultivan para sus comunidades, sino también para compartir en medio de la pandemia de insensibilidades que nos aqueja.

A pesar de que se sigue librando la guerra y Goliat reaparece, también se siguen ganando batallas; compartir el alimento es una de ellas. Ya son tres triunfos en esta vía; son tres marchas de la comida generadas en nombre de la vida sabrosa.

Tercera Marcha 

Desde el proceso de Liberación de la Madre Tierra compartieron: "Por tercera vez recibíamos la Marcha de la Comida, la fiesta, el compartir más bonito y más inspirador que nos junta como pueblo. Recordábamos con nostalgia, por este encierro al que nos han obligado, que hace un año nos reuníamos en la cancha del barrio La Paz a celebrar el compartir del alimento y el nacimiento de varias huertas inspiradas por lo que fue la segunda marcha de la comida. El abrazo fuerte llenito de felicidad por el encuentro. Saltábamos al son de 'Guardia, guardia. Fuerza, fuerza' y respondíamos 'barrio, barrio. Fuerza, fuerza'. Desde el Distrito de Aguablanca presenciábamos el contagio de LaLocura Colectiva, la juntanza para que el hambre no nos agarre solos, total, nos mata el virus por juntarnos o nos mata el gobierno de hambre con su cerco. Los márgenes de las ciudades, las periferias que los centros de poder han creado violentamente, para sectorizar la precarización y seguirnos jodiendo, allí, en esos barrios donde las casas se comenzaban a vestir de rojo como un grito de hambre, allí, surgía también la semilla de una juntanza que nos puso a movernos, que nos sacaba del letargo en el que nos tenían, y cada vez más manos y más revuelto se iba juntando para compartir con los que estaban ya rojos del hambre."

"De esta Tercera Marcha de la Comida, nos queda la alegría del reencuentro, de los alimentos recibidos de esas manos luchadoras, humildes y hermanas. Nos queda la gratitud y la esperanza. A diferencia de las transacciones que impone el mercado, esta vez no nos queda la deuda; quedan el ejemplo y el compromiso. Seguir el camino de la palabra y la acción, para la liberación de la Madre Tierra, es urgente, lograr que nuestras acciones para defender la vida y el territorio, es necesario. El sueño del Buen vivir, vivir en alegría y abundancia, ahora es nuestro". 

Crónica completa de la Tercera Macha de la Comida: https://liberaciondelamadretierra.org/con-el-corazon-lleno-de-alegria-se-armo-la-marcha-de-la-comida/